De esas cuando el corazón masoquista se hiere a si mismo, clavándose una estaca justo en el centro.
Cuando no puedes respirar bien, pero sabes que detenerte no es una opción.
Cuando late con mucha rapidez, o mucha lentitud y aún así, los latidos están perdidos.
Enfermedades del corazón. De esas color café marchito, como los pétalos de las flores.
Enfermedades que, por más que acurruques con una manta, películas románticas y litros de helado, no se quitarán.
Son enfermedades que rompen costillas, sin tocarlas. Que hacen el cuerpo débil y los ojos caídos. Que te prohiben sonreír y que dejan al corazón roto y confundido. Enfermedades que solo le mente y la razón podían predecir que pasarían.
(Así que cuidado, el amor no es juego, con el amor hay que tener cuidado,
mucho cuidado. Porque nadie se salva de estas enfermedades,
todas son para humanos, mortales e inmortales)
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