Me amabas y yo te amaba más de lo que debería.
Pero de repente todo desapareció.
Engaños, corazones rotos, una vana ilusión.
Y con un parpadear, estaba de nuevo junto a ti… viviendo mi supuesto final feliz.
A veces es demasiado complicado distinguir
entre un dulce sueño y la realidad.
Cada momento es solo un trozo de ilusión
que queremos que dure por siempre.
(aunque sabemos que no lo hará)
La realidad, al menos, te hace seguir adelante.
ResponderEliminar(sonrisa de elefante)