–¿Y qué pasó después?
–Rompió mi corazón. Eso pasó.
Ves las películas románticas con el final feliz y todo el tiempo del mundo por delante.
Y recuerdas a tu chico, cada sonrisa, cada aventura.
No quieres que acabe nunca y no sabes cuanto quedará.
Y te preguntas…
Si te seguirá amando, si alguien te amará tanto como alguna vez él te amó.
O si tu amarás a alguien tanto como lo amas a él.
Y te rompe el corazón.
El final que aún no existe pero que es inevitable.
Porque extrañarlo duele.
La distancia rompe y la juventud no es época de enamoramientos.
La incertidumbre.
Y el miedo de perderlo.
Y las ganas de vivir miles de aventuras (pero todas con él).
Y me preguntabas por qué tenía miedo. Ahora lo ves. Temía por mi corazón y estaba en lo correcto. ¿Quien quiere a una chica con el corazón roto?
Yo, bonita, yo quiero a esa chica con el corazón roto, porque significa entonces que se entregó, se entregó por completo y amó, y aprendió. Y me encanta, me encanta que aún haya gente capaz de sentir grandes cosas.
ResponderEliminarUn abrazo.