ella no creía en los finales felices, pero quería que le demostraran que estaba equivocada

¿A qué le tienes miedo?

Esa noche se consiguió un chico rico y bonito de ciudad que no haría preguntas, lo besó con furia y cogieron con fuerza, como si no hubiera un mañana. Sin embrago, Brent no quería salir de su mente.
Esa mañana huyó, antes de que el sol saliera y las estrellas dejaran de brillar, salió por la puerta principal, con solo ropa interior y la camisa de él, su ropa había sido desgarrada en la ferocidad del acto de la noche pasada.
No había nadie en las calles, y aunque hubiera alguien, a ella ya no le importaba, solo quería sentir el frío y mojado asfalto en sus pies sucios y mirar las estrellas, esos puntos de esperanza en los que quería creer.
Llegó a la puerta de su casa y lo que vio no la sorprendió en absoluto, era Brent, dormido al pie de la puerta. Ella se permitió verlo así por unos minutos, tal vez horas, porque no fue sino hasta que un rayo de sol decidió salir que él abrió los ojos.
No dijo nada ante su vestimenta, él la conocía perfectamente como para saber lo que había pasado y que ella no volvería ver al idiota ese.
–Hace frío –fue lo que dijo.
Ella asintió.
Él se levantó y se acercó a ella para ponerle su chamarra.
Ella se mordió el labio y una lágrima escapó de su ojo derecho.
–No, Brent, no lo hagas.
–¿Darte mi chamarra?
–Hacer que te quiera más, hacer que me importes.
Brent la abrazó.
–Te quiero Coral, te quiero y no puedes cambiar eso ¿lo entiendes? –él había usado su nombre completo, nunca usaba Coral, siempre eliminaba la "l", pero ahora algo había cambiado entre ellos dos.
Ella solo empezó a sollozar más fuerte.
¿A qué le tienes miedo? –preguntó Brent.
Ella sonrió, fue una sonrisa rota, triste.
–Al dolor, a los corazones rotos, a las memorias tristes, a los finales desastrosos.
Él se mordió el labio.
–¿Pero no vale la pena arriesgarlo por sonrisas, cariño, abrazos, besos y algo de calidez en el pecho?
Ella cerró los ojos y lo besó, sabía que estaba cometiendo una locura, pero no pudo detenerse.
En menos de lo que esperaban, estaban dentro de su apartamento, besándose con frenesí, ella contra la pared, ella quitándose la camisa desconocida, ella sobre la cama, ella sobre él.

4 comentarios:

  1. (Al devorar este texto su sabor ha sido a pastel recién hecho de chocolate con azúcar espolvoreado, se nota que eres una buena cocinera)

    Así da gusto leer :)

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  2. Que dulce el texto.
    Besos

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  3. "Al dolor, a los corazones rotos, a las memorias tristes, a los finales desastrosos."

    Todos le tememos a lo mismo, hermoso texto, gracias por tu comentario

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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Si dejas un comentario me empaparás de la lluvia de la felicidad.