¿Para eso querías mi corazón?

Todo empezó con un beso. Un estúpido beso que tal vez no debí dejar que me robara. ¿Por qué? Ay Dios, ¿por qué deje que se apoderara de mi corazón para que luego lo destrozara?
Yo no quería problemas, yo no quería amor. Sin embrago vino él con todo y consiguió lo que quería. No le iba a decir que lo había conseguido, que algunos de los latidos de mi corazón eran solo para él. Siguió intentándolo y cada paso, cada beso, un latido más se iba a la cuenta. Hasta que me tuvo, casi por completo… Entonces me olvidó, me dejo ir y lo intentó con otra.
Tres meses. ¿Tres meses de intento fueron demasiados? ¿Qué acaso no vale la pena pelear más por mi? ¿O es que soy un caso perdido?
Tomó mi corazón, lo guardó en una linda caja de cristal… y ahí lo abandonó. Ahora esta frío y solo y él parece ya no interesarse más en el juguete nuevo que acaba de conseguir.
¿Para eso querías mi corazón? ¿Para destrozarlo? ¿Para destrozarme?
Y si no hubiera dejado que me besara, si no hubiera abierto mi estúpido corazón que parece que no tiene cerradura… si no lo hubiera hecho todo estaría bien, estaría contenta, conquistando miles de otros corazones, pero entonces esas charlas nocturnas no habrían existido, esos abrazos, esos susurros dulces, los besos robados… No hubiera dejado que te apoderaras de mi corazón, sería feliz ahora… aunque sigo diciendo, entonces tu y yo no seríamos lo que una vez fuimos, amantes prohibidos perdidos en un mundo lleno de monstruos con corazones negros.

Pero ahora, ¿qué soy yo sin un corazón para dar?

¿Quien querría a una chica sin corazón?