ella no creía en los finales felices, pero quería que le demostraran que estaba equivocada

Ven.

Ven y envuelve tus brazos a mi alrededor. Hagamos de nuestros latidos uno mismo. Compartamos el calor y transmitámosnos nuestros deseos sin palabras, solo con miradas.
Abrázame. Abrázame y fuerte. No me dejes ir, siente mi palpitar siguiendo tu ritmo.
Palpa mis labios, prueba mi sonrisa, cómeme a besos y hazme el amor.
Y susúrrame palabras dulces, y ámame hasta que duela. Traza con tu lengua un recorrido celestial, tócame la sinfonía de tu cuerpo.
Prométeme el mundo y te prometeré la aventura de tu vida.
Pero ven. Ven y deja que me pierda en tus brazos.
Se me va el alma en un suspiro y escucho el choque de nuestros labios como el presionar las teclas de un clavicordio.
Porque tú eres mi amanecer, mis albores y tu sonrisa pletórica que mancha mi cielo de azul cerúleo. Mi ambrosía, mi elixir de perlas imperfectas.
Ven. Tócame, siénteme.
Una vorágine de emociones controla nuestros movimientos hasta que juntos llegamos al éxtasis. El orgasmo. Sublime.

2 comentarios:

  1. guau, no puedo negar que he sonreído cuando he leído «vorágine», porque en parte es como si me leyese en tu texto. es muy bonito, me ha dado nostalgia. ojalá tener a alguien al que pudiese dedicarle esas palabras, o a alguien que quisiera lo mismo. es difícil.

    (saludos)

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  2. Con esa proposición, sería imposible no ir. Intensa, pasional, pero sobre todo, emotiva.
    El final es inmejorable: clímax.
    Precioso.
    Un besito (y feliz navidad) :)

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Si dejas un comentario me empaparás de la lluvia de la felicidad.