ella no creía en los finales felices, pero quería que le demostraran que estaba equivocada

No es fácil aceptar haber perdido.

Y cuando me di cuenta de que el riesgo valía la pena, ya te habías ido, dejándome con un vacío y las ganas de besarte.
Era demasiado tarde, te había roto el corazón dos veces y una tercera oportunidad era imposible. Las inseguridades eran grandes y los riesgos, enormes.
Tuve miedo, no confié en ti y henos aquí. No me hablas, si te hablo me ignoras. Te rompí el corazón y ahora tu rompes el mío con tu orgullo. O algo parecido, somos muy jóvenes para amar, no sabemos lo que realmente es adorar a alguien con todo el corazón, querer, amar.
No te amo, no, soy muy concienzuda para dejar que algo tan complejo atrape mi corazón en tan poco tiempo. Y sin embargo duele. Y mucho. Me has dejado un vacío que me es imposible llenar. Puedes encogerte de hombros, dejarme en visto, no hablarme, defender tu orgullo de todas las maneras que quieras pero eso no va a cambiar lo nuestro, lo que sucedió nos cambió como personas, nos acercó y acabó por alejarnos.
Es mi culpa, pero también es la tuya. Un chico orgulloso, una chica confundida con miedo al compromiso. Eso era, un compromiso que no podía prometerte, una conexión que no podía fingir y que sin embargo siento ahora. Pero me pediste demasiado y te di muy poco. Y no quisiste arriesgarte tu tampoco, pelear un poco más, preferiste alejarte.
No quiero aceptarlo, no quiero rendirme, no quiero llorar por ti. ¿Qué me hiciste? Me rompiste. Más. ¿No viste lo rota que ya estaba? Tenías que llegar y destruir los pocos pedazos que había podido juntar. Y duele, duele porque no es fácil aceptar haber perdido en mi propio juego y menos cuando no quieres jugar la revancha.

1 comentario:

  1. No puedo evitar sentirme identificada, siempre tan confundida y de repente nada...
    Saludos.

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