Con tu sonrisa imperfecta y tu manera floja de sentarte. Sin ganas de poner atención y distraído con el detalle más insignificante.
Por alguna extraña razón terminamos hablando y por una razón aún más extraña decidiste que te gustaba. Lo supe por tu manera de mirarme y tu media sonrisa que intentabas esconder cuando yo decía algo gracioso sin sentido.
Fuimos por un helado ese día, estoy seguro de que me creías la persona más loca y sonriente del universo.
Salimos al día siguiente.
Y al siguiente.
Y al siguiente.
Eras mi droga y algo más. Era adicta a ti y no podía parar.
Y no me molestaba, me hacía feliz.
(él,
lo adoro,
lo quiero,
le escribo sin que sepa)
¿y qué pasó?
ResponderEliminaraún no lo sé.
Eliminarcuando pase definitivamente estará aquí.
Se enamoró, pero no de mí.
EliminarMe dolió dejarlo ir, me costó olvidarlo, pero lo hice, avancé y conocí a otras personas, aún no dejo de pensar en él a pesar de que sé que él no piensa en mi.
Pero no importa, porque hace unos años me enamoré de verdad y entonces aprendí lo que es el verdadero suplicio y esa pasión que no me permite dejar de escribir.
¿Qué pasó? Lo que siempre pasa, un final inconcluso que, con todas nuestras fuerzas, deseamos cerrar.