ella no creía en los finales felices, pero quería que le demostraran que estaba equivocada

Pero vuelve… por favor.

–¿Por que? Solo dime ¿por que? –susurraba ella.
–Porque es mi deber, porque es algo que tengo que hacer.
–No Chris, no lo es.
–Devorah, sabes que te amo pero…
–¿Pero que? ¿Acaso esta guerra es más importante que nosotros? –las lágrimas empezaba a asomarse por su rostro.
–No, pero piensa en que me necesitan.
–No, Chris. Puedes dejarlos, solos. Tu y yo. Eso es lo que importa.
–El país esta en guerra Dev, ¿Tu crees que puedo quedarme así como si nada?
–¡Morir no va a ayudar a nadie! ¿Por que vas? Hazlo por mi, por ti, por el bebé… –Dev estaba desesperada, las lágrimas corrían por su rostro sin parar.
–¡Pensé que de todos los que saben, tu me entenderías! ¡Pensé que al menos sabrías como me siento! –Chris también estaba desesperado, sabía que Dev tenía razón, pero el no era un hombre que abandonara a los demás en plena guerra.
Ella no puedo más, se dejó caer en las escalones y ahí, hecha bolita, se puso a llorar.
Él se acercó, se calmó un poco y la abrazó.
–Dev, sabes que no moriré, en dos meses todo habrá pasado y seremos felices. Tu, el bebe y yo. Solo nosotros.
–Chris… –ella no dejaba de sollozar.
–Por favor Dev, entiende que esto es mi deber, que no puedo quedarme.
Ella lo besó. Suave, salado, mojado.
–Te entiendo, pero vuelve… por favor.
Él cerró los ojos, un par de lágrimas se escaparon.
–Lo prometo. Juro que volveré Dev, por nosotros.

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