ella no creía en los finales felices, pero quería que le demostraran que estaba equivocada

Me dijiste que saltarías conmigo. Me mentiste, salté sola… y al final, no había nadie para atraparme.

–No puedo más –le dije por teléfono, era la verdad, no podía más.
–¿Qué pasó? –preguntó él con preocupación.
–Tu y yo, no puedo más, esto es una farsa.
–No lo es.
–Si lo es.
–Entonces, todo lo que hemos hecho… ¿es fingido?
Sonreí por su ignorancia.
–No, no lo es. Pero tu y yo no estamos destinados a estar juntos.
–¿Por qué?
Suspiré.
–Intentaste conquistarme por… ¿dos meses? Lo lograste, luego me retiré del juego, te rendiste. Luego quise intentarlo de nuevo, aceptaste, pero en el momento en el que dijiste "podría volver a enamorarme de ti" supe que estábamos perdidos… si en realidad hubieras estado enamorado de mi, no tendrías que volver a enamorarte, lo único que tenías conmigo era una pequeña obsesión, tal vez antes me querías, al principio… cuando te ofrecí una segunda oportunidad aceptaste por tu orgullo herido, por tu intento de alcanzar esa meta que en el pasado no lograste completar, pero no fue porque me querías, nunca lo fue.
–Claro que te quería.
–Si, pasado, querías. Pero ahora lo nuestro es un falso intento de amor.
Una lágrima escapó de mi ojo derecho, la limpié con rapidez, ese chico había conseguido mi corazón días después de rendirse… nada fue lo mismo.
–Ya no es lo mismo –le dije– no me tratas igual, no te trato igual. Nuestras palabras son vacías y nuestros abrazos no tienen significado, incluso nuestros besos parecen forzados.
–¿Entonces qué? ¿Esto es todo? –espetó.
–Eso parece, R.
–Ni siquiera lo intentaste bien ¿piensas rendirte así por así?
Oh no. No iba a atraparme de nuevo con sus palabras.
–No es rendirme si sé que voy a perder.
–¿No piensas intentar?
–Ya lo hice, salí lastimada, no quiero más.
–Entonces eres una cobarde.
–Me dijiste que saltara, que saltarías conmigo. Me mentiste, salté sola… y al final, no había nadie para atraparme.
–Salté contigo. Caímos en lugares diferentes, eso fue todo.
–No vale la pena intentarlo de nuevo –dije con otro suspiro– tu y yo… estamos perdidos.
–¿Ni un intento más?
Suspiré por última vez. Pensé bien mi última frase, me limpié otra lágrima y me apresuré a decir la frase de cierre para colgar rápidamente y no dejarme seducir por sus falsas promesas, de nuevo.
–El amor solo sucede. Nunca lo eliges, nunca lo intentas. Y tu y yo, amor, lo estamos intentando demasiado.

3 comentarios:

  1. sin duda ella eligió una buena frase para terminar la conversación. muy triste pero bueno, todo lo que empieza, acaba. yo quizá le hubiese dado una oportunidad, no lo sé la verdad.

    (saludos)

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  2. Estan hiriente cuando tratamos de gritar verdades por telefono, nunca llega a ser real porque lo verdadero se dice mirando a uno a los ojos.

    De todas formas, me trajo recuerdos mios llorando al telefono tratando de explicar porque no debia abandonarme. Es triste

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  3. Madre mía, me dan ganas de llorar al leer eso, hay que ver que bonito el texto, es fantástico en serio :D

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