La pistola estaba en sus manos, lista para disparar a cualquier rebelde. Todos los clientes y trabajadores del banco estaban en el suelo, muertos de miedo, sin atreverse a respirar siquiera.
El chico, con la cara cubierta, lucía una extraña mueca de entre
satisfacción y miedo.
Una mujer, en un intento sutil, sacó su pequeño celular de
su bolsillo e intentó llamar a su esposo sin ser descubierta, pero su plan no
funcionó, un bala en la cabeza acabó con su existencia y su intento de
rescate en unos segundos.
–¿Por qué haces esto? –dijo una chica levantándose de
repente. No recibió una bala porque el chico seguía aún algo en shock con su
primer asesinato y porque la chica mostraba que no llevaba arma ni celular
levantando los brazos.
El chico no contestó sino que se acercó a ella, los ojos salidos, una mueca de asco.
–¿Qué no ves que tienen familia? ¿Qué se tardaron en juntar
todo ese dinero? ¿Qué la pobre mujer nunca pudo decirle adiós a sus amigos y
familiares? ¿Qué pasará si matas a alguien más? ¿O si me matas a mi? ¿Sabes
todo lo que esta en juego?
El chico se mordió el labio, pero de nuevo no dijo nada,
solo se acercó unos pasos a la chica y puso la pistola en su cabeza, el frío
metal saboreando la carne fresca.
Si tenía miedo, ella no lo demostró, ni siquiera retrocedió
un poco.
–No lo hagas –susurró ella– Por el país, por las personas,
por ti. No te dejes seducir por esas tentaciones que romperán tu ética y tu
vida. Si matas a alguien más, si robas todo este dinero, los fantasmas de tu
pasado te perseguirán por siempre y destruirán tu vida.
El chico la miró intensamente a los ojos, apretó el arma aún más
contra la sien de ella y entonces aventó la pistola lejos y salió del lugar, maldiciendo,
para entregarse a los guardias.
–Irónico como las palabras correctas pueden hacer tanto ¿no?
–susurró la chica con una sonrisa sarcástica, sacó entonces sus pistolas bien
escondidas en sus botas y en unos minutos huía con cantidades colosales de
dinero.
Ese final ha sido totalmente inesperado. Me ha encantado. Y que gran razón lleva.
ResponderEliminarUn abrazo,
Cristina
cómo influyen las palabras, aunque sé que lo que ha hecho la chica está mal, me encanta, cómo ha sabido llevar la situación, cómo se beneficia de ella, cómo me manipula. es como un arte.
ResponderEliminar(saludos)